CONSEJOS PARA PASAR DE LA RAQUETA JÚNIOR A LA RAQUETA DE ADULTO
Cómo pasar de la raqueta júnior a la raqueta de adulto La transición entre estas dos fases a veces es complicada.
Son muchos los entrenadores y padres que se enfrentan a este dilema:
¿EN QUÉ MOMENTO DEBE MI ALUMNO O MI HIJO EMPEZAR A USAR UNA RAQUETA DE ADULTO?
Evidentemente, depende de la morfología y del nivel del jugador o jugadora. No obstante, hay algunas trampas que evitar y algunas preguntas que hay que plantearse para realizar esta transición con éxito.
¡No se trata de empezar una carrera armamentística!
Todos somos competidores y es fácil caer en la tentación de elegir la raqueta que aporte más potencia y estabilidad. Para el niño también es muy gratificante tener su primera raqueta de adulto. Pero, ¡cuidado...!
No subestimes nunca el papel que desempeña la raqueta en el aprendizaje del niño.
¿Estamos seguros de que el niño ha adquirido las competencias técnicas que le ayudarán más tarde y debemos centrarnos en eso o debemos dar prioridad al partido que ganará la semana que viene?
¿Pueden las restricciones biomecánicas de una raqueta así dificultar su formación a largo plazo? Por no hablar de otros aspectos como el aprendizaje de la destreza, el trabajo de la mano, la pequeña volea en los pies, el pequeño slice que se desliza a lo largo de la línea y, aún más, de la pronación en el saque del que el gesto bandeja es el enemigo declarado. Sí, es más complicado manejar una raqueta demasiado larga.
Solemos oír cosas como quédate con la pelota, presta atención a tus pies... Y también es cierto, pero una raqueta demasiado grande, y ya no digo demasiado pesada, puede afectar a la colocación del joven jugador. ¿Cómo guardar la distancia correcta con la pelota cuando el mango es demasiado largo? Solemos ver que el agarre se cierra cada vez más, los pies se separan y ya no hay anclaje, lo que limita la precisión y reduce la calidad del golpe.
Debemos plantearnos qué hacer para ayudar a un joven competidor que crece despacio y que tiene un adversario más grande y más fuerte. Por supuesto, hay que tomarse el tiempo de formar, educar y modelar a la joven promesa, pero existe el riesgo de que se desanime o se frustre. Formar a un competidor también es enseñarle a ganar.
TAMAÑO Y LONGITUD: DOS CARACERÍSTICAS DISOCIABLES
Los niños corpulentos y con técnica no tendrán problema con la transición de raqueta, seguro. Los entrenadores saben intervenir en esta etapa. Hoy en día hay muchas raquetas para adultos que son muy ligeras. No obstante, ¡recomiendo a los educadores fijarse en el equilibrio y en el cordaje!
Pero podría parecer que con los niños que son pequeños no se puede hacer mucho. ¡Pues sí! Simplemente habrá que hacer algún apaño. Por ejemplo, una solución podría ser hacer más pesada una raqueta de 26’’ manteniendo un equilibrio adecuado que permita al joven no tener que cargar con una raqueta grande pero que, a la vez, añade la potencia y la estabilidad que le permitirán competir con jugadores más grandes que él.